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Interact llevó adelante la charla “Actualidad Económica para Empresas” que tuvo cómo tema principal el desafío económico argentino en clave electoral, tratando de identificar diagnósticos, riesgos y perspectivas desde la mirada empresarial.
Un nuevo encuentro bajo el título “Actualidad Económica Para Empresas”, fue organizado por Interact para sus socios, con la exposición de Esteban Domecq, fundador y director de Invecq Consulting, consultora económica especializada en análisis macroeconómico y de consultoría empresarial.
Con el foco puesto en el delicado equilibrio entre estabilización macroeconómica, competitividad empresarial y calendario electoral, la charla abordó los principales desafíos que enfrentan las compañías argentinas en un entorno volátil, condicionado por variables estructurales y coyunturales de larga data.
Desde una perspectiva integral, Domecq propuso analizar la economía argentina bajo un esquema de doble órbita: por un lado, el plano de corto plazo, profundamente influido por las elecciones generales de octubre de 2025; y por otro, el proceso más profundo y estructural de saneamiento macroeconómico, iniciado en diciembre de 2023. En ese marco, advirtió que el país transita “un puente hacia la estabilidad” cuyo final aún resulta incierto.
Un escenario local en transición
El primer bloque de la exposición repasó el estado actual del programa económico, que combina medidas de estabilización nominal con un esfuerzo fiscal sin precedentes. Según Domecq, el 2024 cerró con superávit fiscal primario (+1,8 por ciento) y total (+0,3 por ciento), algo inédito desde 2008. La política fiscal continúa firme en 2025, pero la contracara es un recorte real del gasto público del orden del 28 por ciento.
La inflación, aunque en retroceso, sigue siendo el principal condicionante del corto plazo. La tasa interanual bajó del 289 por ciento en marzo de 2024 a menos del 50 por ciento proyectado para abril de este año. Esta baja, señaló el expositor, es la base del capital político del gobierno actual: “Mientras la inflación siga cayendo, se mantiene el respaldo social. La actividad, el empleo y las importaciones todavía no muestran señales de recuperación”.
En cuanto al frente cambiario, el tipo de cambio oficial permaneció virtualmente congelado en torno a los 880 pesos durante varios meses, lo que llevó al Banco Central a perder reservas y provocó la necesidad de reconfigurar el esquema monetario. Con la implementación de bandas de flotación pactadas con el FMI y el reciente acuerdo por 20 mil millones de dólares, el Gobierno busca reencauzar la estabilidad cambiaria.
Precios relativos y tensiones sectoriales
Uno de los temas más destacados de la presentación fue el impacto del sinceramiento de precios relativos. Domecq explicó que, tras años de inflación reprimida, los precios estaban completamente desalineados: mientras algunos sectores como el dólar libre o la indumentaria estaban sobredimensionados, otros como los servicios públicos, alquileres o educación permanecían artificialmente bajos.
La corrección iniciada en diciembre de 2023 implicó aumentos significativos en los sectores rezagados, generando márgenes extraordinarios en algunos casos y pérdidas de rentabilidad en otros. “Hoy ya no hay tanto margen para seguir ajustando”, advirtió. Y detalló que sectores como salud, educación, combustibles o servicios públicos pudieron recomponer precios, mientras que otros –como hotelería, tecnología, construcción o consumo masivo– empiezan a mostrar signos de pérdida de competitividad, sobre todo en un escenario de apertura económica y dólar real atrasado.
Además, alertó sobre la pérdida de competitividad externa: “De ser el país más barato del mundo, pasamos a uno de los más caros. Hoy ya no vienen chilenos de compras a Mendoza, y muchos argentinos cruzan la Cordillera para adquirir productos más económicos”. Esta situación también afecta la retención de talento, ya que profesionales en tecnología o servicios digitales encuentran mejores ingresos exportando trabajo freelance.
El frente externo y la fragilidad del contexto global
A nivel internacional, Domecq describió un mundo “en desaceleración”, con inflación aún elevada en países centrales, tasas de interés que bajan lentamente y precios de commodities en caída. Argentina, que depende en gran medida de sus exportaciones agrícolas y energéticas, enfrenta un entorno adverso: en 2025, la caída de precios le significará una pérdida de ingresos de al menos 4.000 millones de dólares.
La ralentización de economías clave como Estados Unidos y China, sumada a las tensiones geopolíticas y comerciales, configuran un escenario global que no aporta impulso positivo al proceso de recuperación local. En palabras del expositor: “El mundo no está ayudando, y no lo hará en el corto plazo”.
Elecciones y riesgo político: dos países posibles
El cierre de la exposición estuvo dedicado a las perspectivas políticas de cara al segundo semestre del año. Domecq remarcó que el 27 de octubre marcará un punto de inflexión para el rumbo económico del país. “Hay dos escenarios: si el oficialismo gana, se afianza el proceso de estabilización. Si pierde, se abre un interrogante sobre gobernabilidad, riesgo país y continuidad del programa”.
El factor electoral, entonces, se transforma en una variable macroeconómica central. La inflación, los niveles de pobreza y la dinámica del tipo de cambio están directamente condicionados por las posibilidades políticas del gobierno actual. En ese marco, Domecq presentó cuatro escenarios posibles de evolución cambiaria e inflacionaria, cada uno con implicancias distintas sobre la competitividad y el humor social.
La exposición explicitó que la economía argentina atraviesa una fase de transición compleja, con avances en materia de disciplina fiscal y moderación inflacionaria, pero con fragilidades notorias en el frente externo, cambiario y sectorial. Para las empresas, el desafío principal será gestionar esta incertidumbre: monitorear variables clave, adaptar estructuras de costos y mantener la flexibilidad ante escenarios cambiantes.
El puente hacia la estabilidad existe, pero su tránsito, según Domecq, exige equilibrio, paciencia y resiliencia. Y su llegada dependerá, en buena parte, del respaldo social y político que logre sostener el rumbo iniciado.